16 de diciembre de 2010

Infinito


Siempre amada me fue esta colina solitaria,
y esta cerca, que impide a mi mirada
ver más allá del último horizonte.
Pero sentado y mirando los interminables
espacios a lo lejos, los sobrehumanos
silencios y la profundísima quietud,
en el pensar me oculto, y así, por poco,
mi corazón no se espanta. Y como el viento,
que oigo susurrar entre estas plantas, yo
voy comparando el infinito silencio
con mi voz: y me oprime lo eterno,
y las estaciones muertas, y la presente
viva, y el sonido de ellas. Así, a través
de esta inmensidad se ahoga mi pensamiento:
Y naufragar me es dulce en este mar.


Giacomo Leopardi

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