11 de diciembre de 2007

A la pesca de la ballena






A pescar ballenas, a pescar ballenas,
Decía el padre con voz irritada
A Próspero, su hijo, acostado bajo el ropero,
A pescar ballenas, a pescar ballenas,
Tú no quieres ir,
¿Se puede saber por qué?
Y por qué, pregunto yo, habría de pescar
Un animal que no me ha hecho nada, papá,
Ve a la pesca, ve a pescarla tú,
Ya que esto no te gusta,
Yo prefiero quedarme en casa con mi pobre mamá
Y el primo Gastón.
El padre subió solo a la ballenera
Y se hizo al embravecido mar...
He aquí pues el padre en el mar,
El hijo en casa,
La ballena enfurecida,
Y el primo Gastón que vuelca
La sopera con el caldo.
El mar estaba malo,
La sopa estaba buena.
Y he aquí que Próspero
En su silla se lamenta:
A pescar ballenas yo no fui,
Quisiera saber por qué.
De haber atrapado una,
Hubiera podido comer ballena.
Pero he aquí que la puerta se abre, y empapado
Aparece el padre sin aliento,
Con la ballena al hombro.
Arroja sobre la mesa al animal, una hermosa ballena de ojos azules,
Un animal hermoso como pocos,
Y dice con lastimera voz:
Daos prisa en descuartizarla,
Tengo hambre, tengo sed, quiero comer.
Mas hete aquí que Próspero se levanta,
Mirando a su padre en el blanco de los ojos
El blanco de los ojos azules de su padre,
Azules como los de la ballena de ojos azules:
¿Y por qué habría de despedazar yo
A un pobre animal que no me ha hecho ningún daño?
Paciencia, renuncio a mi parte.
Y arroja el cuchillo al suelo,
Pero la ballena se apodera de él, y abalanzándose sobre el padre
Lo atraviesa de lado a lado.
Ah, ah, dice el primo Gastón,
Esto me recuerda la caza, la caza de mariposas.
Y allí tenéis
Allí tenéis a Próspero preparando las participaciones
A su madre enlutada por su pobre marido
Y a la ballena que contempla con lágrimas en los ojos
El hogar destruido.
DE pronto la ballena exclama:
Por qué he matado a ese pobre imbécil,
Ahora los demás van a perseguirme en motoras
Y exterminarán a toda mi pequeña familia.
Entonces, con inquietante risa,
Se dirige hacia la puerta y al pasar
Dice a la viuda:
Señora, si alguien pregunta por mí,
Sea amable conteste:
La ballena ha salido,
Tomen asiento,
Espérenla,
Dentro de quince años, sin duda volverá...


Jacques Prévert