25 de noviembre de 2010

Los años (Roberto Bolaño, en Los perros románticos)


Me parece verlo todavía, su rostro marcado a fuego

en el horizonte

Un muchacho hermoso y valiente

Un poeta latinoamericano

Un perdedor nada preocupado por el dinero

Un hijo de las clases medias

Un lector de Rimbaud y de Oquendo de Amat

Un lector de Cardenal y de Nicanor Parra

Un lector de Enrique Lihn

Un tipo que se enamora locamente

y que al cabo de dos años está solo

pero piensa que no puede ser

que es imposible no acabar reuniéndose

otra vez con ella

Un vagabundo

Un pasaporte arrugado y manoseado y un sueño

que atraviesa puestos fronterizos

hundido en el légamo de su propia pesadilla

Un trabajador de temporada

Un santo selvático

Un poeta latinoamericano lejos de los poetas

latinoamericanos

Un tipo que folla y ama y vive aventuras agradables

y desagradables cada vez más lejos

del punto de partida

Un cuerpo azotado por el viento

Un cuento o una historia que casi todos han olvidado

Un tipo obstinado probablemente de sangre india

criolla o gallega

Una estatua que a veces sueña con volver a encontrar

el amor en una hora inesperada y terrible

Un lector de poesía

Un extranjero en Europa

Un hombre que pierde el pelo y los dientes

pero no el valor

Como si el valor valiera algo

Como si el valor fuera a devolverle

aquellos lejanos días de México

la juventud perdida y el amor

(Bueno, dijo, pongamos que acepto perder México y la juventud, pero jamás el amor)

Un tipo con una extraña predisposición

a sobrevivir

Un poeta latinoamericano que al llegar la noche

se echa en su jergón y sueña

Un sueño maravilloso

que atraviesa países y años

Un sueño maravilloso

que atraviesa enfermedades y ausencias

2 comentarios:

martukanc dijo...

Renovarse o morir... muy bueno el texto.

D. Fardel dijo...

Estaba probando, y ya no pude volver atrás. No supe cómo...
Pero da igual.

Es uno de los poemas que más disfruto de Bolaño.

Saludos.