Oh! Recordad, por siempre recordad
A los desconocidos muertos de Hiroshima
Al encorvado pescador que había tejido
Una nueva red hecha de ojos de sol
Entre las cuales brillan los pétalos
Del mar como unas violetas perfumadas
Al hombre caballo caído ante la casa
En el instante que sonriendo a los pequeños
Les enseñaba un animal curioso
Una vieja bicicleta comprada diciendo:
“Con ella puedo correr un siglo”
A las madres asesinadas al pie de la cuna
A los asesinados cuando trabajaban
A la joven que un cuarto de hora luego
Iba a ver a su novio que partiera a cuatro años
Para el frente y que regresa herido,
A los infelices que rezaban en los templos
Con sombras manantiales
A los niños que nunca retornaron de la escuela
Cuyos pequeños delantales se mecen huérfanos
Al viento ahora
Mucho más tristes que la misma muerte
Oh!...Recordad, por siempre recordad
A los desconocidos muertos de Hiroshima
Y no olvidéis quiénes los han matado!
Eugen Jebeleanu
2 comentarios:
Que bueno que hayas retomado esto con tanta fuerza ;)
Hago el intento, y me alegra saber que alguien comenta. Es un gusto, es personal, pero con la mejor intención de compartir. Un abrazo.
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