Soy un hombre sin ambición,
Con pocos amigos, incapaz por completo
De ganarse la vida, con la juventud
Que lo abandona, prófugo de alguna justa condena.
Solitario, mal vestido, ¿qué puede importarme?
A medianoche me sirvo una jarra
De vino blanco caliente con semillas de cardamomo.
Con mi harapienta bata gris y mi vieja boina
Tomo asiento en medio del frío y escribo poemas,
Dibujando desnudas figuras en los márgenes arrugados,
Copulando con muchachas de dieciséis años,
Ninfómanas de mi imaginación.
Kenneth Rexroth
(Antología de Armando Roa y Marcelo Pellegrini)
No hay comentarios:
Publicar un comentario